Bedaziluá lii

Bedaziluá lii
Me acordé de ti, te recordé

jueves, 1 de diciembre de 2011

ICARO

Haber interrumpido tu luz
tus horas ciegas
cuando la claridad te hacia sentir vencedor
quizás no menos indómito que Aquiles
(el héroe es tránsfuga del barro
busca el imperecedero bronce
la claridad de no equivocarse sabiendo
que toda carne es polvo
y que todo rencor ceniza)
pero te alzaste contra el espacio
contra las ordenes del demiurgo
pensando que las alas fugarían
por el inmortal mediodía
y no bastaron tus horas sabias
pediste el ensueño de saberte
caída y duelo interminable
y te miro cayendo ante mis ojos
sabiendo que no terminaras de caer
cuando cada mirada te sostiene
desde su propio interno abismo
y a ras de vuelo eterno
de pájaros continentales.

Gab Martínez

jueves, 13 de octubre de 2011

CANCION CECILIA MEIRELES

Y monte mi sueño sobre un barco
y el barco se deslizo en la planicie del mar
hice un hueco en el mar con mis manos
y mi sueño se hundió en lo profundo.
De mis manos goteaba el azul de las olas
separada por el color de mis dedos
y pintaba la arena,
ahora desierta.
El viento viene de lejos
en el frío de la noche
y bajo las olas
se muere mi sueño
en la bodega de un barco
llorare cuanto se necesario,
para que aumente el mar
y el barco quede anclado al fondo
y sepulte mi sueño.
Entonces todo sera perfecto,
la playa lisa
entre las aguas ordenadas
y mis ojos ya secos como piedras
sobre mis manos destrozadas

CECILIA MEIRELES

jueves, 6 de octubre de 2011


Se habían
encontrado hace poco.
Y hace pronto
se habían separado,
llevándose
cada uno consigo
su nunca o su jamás
su afirmación de olvido,
su golpeador dolor.
Pero el último beso
que volara de sus bocas,
era un planeta azul.
Girando
en torno a su ausencia.
Y ellos
vivían de su luz
igual que de su recuerdo.

Otto Rene Castillo

viernes, 30 de septiembre de 2011

El otoño

El otoño es de nosotros, podemos guardarlo al lado de las llaves que ya no usamos. Ponerlo cerca de la ventana para que espíe el mejor momento del cielo. Y de las nubes. Ahí quedara llenándose de herrumbre, sepia y olvido. Un día aspirara el aire melancólico y gris vencido, tomara su vestido de hojas y nervaduras y afincará cerca de los periódicos junto al kiosco. Se acomodará al lado de esos seres llenos de tiempo ido, de tiempo soñado. Buscara el olor de los besos dados por primera vez, ondeara cerca de las nervaduras de ese árbol castaño, buscara entonces tus manos. El abrigo de tus manos para llegar a ese instante en que un solo de violín hechizo tu corazón de una vez y para siempre. Sabrás entonces que el otoño despierta los pájaros de tarde en tarde para recordarte que no hay mejor vuelo que el de la despedida y no hay mejor beso que el del regreso.

Gab Martínez

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Para un Epitafio


Para un epitafio

De la hierba a la ceniza 
del breve jardín alemán 
un viento de invierno  
acaso lejano 
unas simples palabras: 
apenas vivo, muerto entre libros 
y poemas que no salvan 
aquí yace y tan lejos

queda 
la sombra

de la Amada 
luego los mismos pasos 
que se alejan

por la senda 
de grava

tan callando 
y sucede otra vez

la ronda de los gatos 
silenciosos

y aun después 
un velo de nubes

más oscuras 
en el cielo

de toda intemperie 
Alejandro Drewes